En el mundo del fútbol, los reflectores suelen estar sobre los delanteros que anotan goles espectaculares o los porteros que realizan paradas imposibles. Sin embargo, en cada equipo, hay jugadores que trabajan en las sombras, fundamentales para el funcionamiento del equipo pero que a menudo pasan desapercibidos. En el FC Barcelona, Oriol Romeu se ha convertido en uno de esos futbolistas indiscutibles para el entrenador Xavi Hernández.
El nombre de Oriol puede no encabezar los titulares ni acaparar los elogios de la prensa deportiva, pero su papel en el esquema de Xavi es crucial. El entrenador necesitaba un sustituto para Sergio Busquets y encontró en Romeu al hombre adecuado. Aunque su llegada a Barcelona no generó la misma atención que las estrellas ofensivas, su contribución al equipo es invaluable.
Romeu desempeña el papel de ancla del equipo y su brújula. Su función es clara: ser un jugador posicional que permita a Frenkie de Jong llevar a cabo sus conducciones ofensivas y cubrir las espaldas de sus compañeros. En resumen, debe ser el mediocentro defensivo perfecto para un equipo como el Barcelona, que busca constantemente el juego ofensivo.

El rendimiento de Romeu ha sido impecable, lo que se refleja en sus cinco titularidades en cinco partidos de LaLiga. Xavi confía plenamente en él para cumplir esta exigente función. Además, Romeu demostró su versatilidad al proporcionar una asistencia en el último partido contra el Real Betis, destacando su capacidad para contribuir tanto en la defensa como en el ataque.
En el encuentro ante el Betis, Romeu mantuvo un impresionante 94% de precisión en sus pases, perdiendo solo cuatro balones en 64 minutos de juego e interviniendo en 74 ocasiones. Ganó duelos y cometió solo una falta. Estas estadísticas hablan del control y la influencia que ejerce en el centro del campo.
El Barcelona está viviendo un renacimiento bajo el mando de Xavi, y Romeu se ha convertido en una pieza fundamental en ese proceso. Su inteligencia táctica y su capacidad para leer el juego le permiten anticiparse a las jugadas y cortar los avances del equipo contrario. Además, su liderazgo y experiencia en el terreno de juego son vitales para guiar a los jóvenes talentos del equipo.
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